El Tren Maya se encamina a ser un proyecto que solo servirá para alimentar a los seguidores de un presidente que lo único que tiene para ofrecer es Pan y Circo.
El proyecto del tren Maya hoy día, ya tiene un cambio en su longitud de trazo, de uso turístico y de especificaciones técnicas y seguramente con el paso de los meses saldrán más datos sobre el daño ecológico a la selva y las comunidades, pues un desarrollo de esta envergadura aún no cuenta con los estudios de impacto ambiental, ¿cuántos árboles serán talados? y ¿quién será el mayor beneficiario de toda la madera que resultará de la tala indiscriminada que seguramente ocurrirá?
A Andrés Manuel López Obrador se le reprocha la intención de echar mano a recursos económicos destinados originalmente al fomento del turismo, su indiferencia de cara a potenciales conflictos con propietarios de tierras y los posibles efectos nocivos que su tren al sureste podría surtir sobre el medio ambiente.
Como muestra basta un botón, algunos grupos indígenas dicen haberse sentido excluidos de los planes de inversión y desarrollo y han externado su rotundo rechazo al megaproyecto ferroviario argumentando que afectará reservas ecológicas y sitios que consideran sagrados.
“Vemos lo que está pasando allá (en zonas con grandes proyectos turísticos): el narcotráfico, la violencia, los asesinatos, los feminicidios y nuestros jóvenes trabajando en los grandes hoteles, sirviendo a quienes los desprecian y teniendo que sonreír un montón para ganar una propina”.
Anastacio Oliveros, poblador de Calakmul, apicultor e integrante de la Alianza Maya por las Abejas de la Península de Yucatán, explicó que el rechazo es porque han visto lo que ha pasado en otras zonas turísticas de la región, donde “la gente maya solo ha obtenido malos empleos, después de perder sus tierras. Para ellos siguió la pobreza y la desigualdad. Las zonas se han vuelto foco de violencia y el turismo ha traído problemas como el narcotráfico y la trata de personas”.
Se vienen tiempos complicados con un Andrés Manuel López Obrador dando muestras de autoritarismo sobre un proyecto que costará millones y que seguramente vendrá con daños ecológicos irreparables.